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Un plato de sopa fría
No soy fanática de la sopa. En esto, y solo en esto, me parezco bastante a la indómita Mafalda. Pero la vajilla, bueno, ese es otro tema. Me puede la vajilla, confieso, a pesar de que suene como aguijón la voz del Indio recordándome “el lujo es vulgaridad, dijo, y me conquistó”.