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Políticas del ocio
Por un momento, y solo por un momento, me llega desde lejos un personaje de Guillermo Divito, El otro yo del Dr Merengue. Personaje, por otra parte, que hoy no podría ni asomar su incorrección a la luz del día. Y, sin embargo, está ahí esa sensación, esa saturada sensación de hacer una cosa como hay que hacerla y la contemporánea irrupción de lo que efectivamente se logra y que lejos está de reflejar ese “deber ser” de las cosas mismas. Emulando a este Mr. Hyde criollo -como bien dicen por ahí-, el yo se rebela contra la insistencia de las bondades y de las correcciones.